Con inmenso orgullo una delegación de cuatro picanteras arequipeñas, integrantes de la Sociedad Picantera de Arequipa,  viajó a la ciudad de Asturias (España) para participar en la segunda edición del Congreso de Gastronomía Mujer y Medio Rural y recibir el Premio de Guardianas de la Tradición.

Como muchos saben, la gran cocina mestiza de Arequipa es preservada a través de la tradición oral que trasmite recetas, técnicas y sabes antiguos de generación en generación.

Como representantes de la Sociedad Picantera de Arequipa viajan Mónica Huerta de La Nueva Palomino; Marujita Ramos de Aguilar, de La Maruja de Cerro Colorado; Beatriz Villanueva Salas y su hija Cintia Valdivia Villanueva, de Laurita Cau Cau de Huaranguillo. El festival de mujeres de cocinas rurales servirá para intercambiar experiencias, reconocerse en los sabores de otras cocinas tradicionales y seguramente fortalecer los lazos culinarios que unen a las mujeres del mundo. Incluso a las mujeres que hacen alta cocina pero que tienen sus raíces en los guisos populares españoles, como es el caso de las admiradas y estrelladas Carme Ruscalleda y Elena Arzak, quienes junto con Najat Kaanache del restaurante Nur, en Fez, considerado el mejor de África, demostrarán los puntos que  nos hermanan, los productos que hemos adoptado y la necesidad de reivindicar las raíces propias a la hora de crear ante el fogón.

Las arequipeñas van premunidas de un típico batán de piedra de río, brotes de güiñapo para preparar la clásica chicha, ajíes, rocotos, huacatay y batido de ajos para hacer la ocopa, verduras para las torrejitas que irán acompañadas de un aromático llatan, la deliciosa zarza de lapas (mi nuevo plato preferido) y presentar al mundo el majestuoso chupe de camarones.

En la versión inaugural de este Congreso el año pasado se premió a las guisanderas mexicanas, con lo que se reconoce a las dos grandes cocinas tradicionales de América Latina.

Me colé en la foto, disculparán.